¿Solés postergar tareas? Te prometés que la vas a hacer en otro momento. Pero cuando llega “ese momento” y las tareas están sin hacer, te lo reprochás. Te decís perezoso y que no sabés manejar el tiempo. Y te invade la culpa. La buena noticia es que no sos haragán. Si bien la procrastinación está vista como un rasgo negativo de la personalidad, en realidad es otra cosa. La procrastinación es un hábito que se puede eliminar y un mecanismo de defensa. Entonces, tratate con compasión.
¿Por qué procrastinamos?
Procrastinar significa postergar hacer algo que nos resulta difícil, aburrido o que nos produce ansiedad. Según Psychology Today, los procrastinadores son personas perfeccionistas que no pueden afrontar la idea de que algo les salga mal, lo que, a su vez, les causa ansiedad.
Tendemos a posponer tareas que nos resultan desagradables o porque no sabemos cómo hacerlas y tememos hacerlas incorrectamente. Cuanto más retrasamos el momento de hacer algo, más se refuerza ese hábito. Además, demorar una tarea nos proporciona una sensación de alivio por no tener que hacer algo que no queremos, y nuestro cerebro responde a ese estimulo con una repetición de ese hábito.
También tenemos una tendencia a evitar tareas que nos provocan sentimientos negativos, como tristeza, aburrimiento o ansiedad. Nosotros utilizamos tácticas de evasión para enfrentar al estrés. Sin embargo, esto nos hace sentir agobiados y terminamos procrastinando. Cuando nos sentimos así, hasta la tarea más insignificante nos intimida. Por lo tanto, la procrastinación no nos sirve para manejar a la ansiedad porque la agrava.
Consejos para dejar de procrastinar
Los expertos en psicología han concebido muchas estrategias para eliminar malos hábitos, entre ellos la procrastinación. Pero solamente vos sabés lo que te hace bien. Te dejamos algunas sugerencias para que tengas en cuenta:
Dividí una tarea en partes manejables: si no estás seguro de cómo proceder, si la cantidad de trabajo te abruma o si la tarea te produce ansiedad, entonces elegí las partes que te parecen más factibles y empezá por ahí.
Tomá la decisión consciente de comenzar a realizar la tarea. Como dice el proverbio chino, un viaje de mil kilómetros comienza con un paso.
Contrarrestá sentimientos negativos con autocompasión. Sé amable con vos mismo y no te castigues por postergar tareas. Aceptá el hecho de que cambiar un hábito cuesta y a veces vas a fallar. Y eso es parte de la vida.
Creá las condiciones de trabajo que mejor te sientan, tanto físicas (como un escritorio cómodo) como mentales (eliminando distracciones)
Creá un plan de rendición de cuentas: contale a un colega sobre tus planes. Así, vas a sentir la responsabilidad de cumplirlos. O bien, hacé una lista y vas tachando ítems a medida que los cumplís.
Recompensate con algo que te da placer cuando termines una tarea difícil.
Delegá si podés. O pedí ayuda.
Elegí periodos cortos de trabajo por sobre sesiones maratónicas.
Algunas estadísticas sobre la procrastinación
- Entre 15 y 20 por ciento de adultos procrastina con frecuencia.
- El 50 por ciento de los estudiantes universitarios considera que la procrastinación es un problema para ellos.
- El 46 por ciento de los estudiantes de grado posterga su tesis.
- En una encuesta de 2020, el 12,4 por ciento de los empleados afirmó tener dificultades para completar tareas desde la pandemia de COVID-19.
- Según otra encuesta, las personas pasan 218 minutos al día procrastinando tareas, o 55 días al año.
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