¿Recordás tus días de estudiante? ¿Te quedabas despierto toda la noche repasando para un examen pero quedabas demasiado cansado para rendir bien al día siguiente? Cuando somos jóvenes, creemos que podemos prescindir del sueño. Sin embargo, necesitamos un buen descanso nocturno para darle a nuestro cerebro la oportunidad de funcionar de manera efectiva. Hablemos sobre el sueño y el aprendizaje.
El sueño protege el cerebro
Cuando estamos despiertos, las neuronas reciben todo tipo de estímulos. Para procesar esos estímulos, convierten el combustible en energía, que a su vez genera proteínas basura. Estas proteínas se acumulan durante el día mientras hacemos nuestras actividades. Investigaciones recientes han descubierto que el sistema glinfático del cerebro actúa como una especie de sistema de desagüe que drena esos desechos cuando dormimos.
Durante este tiempo de inactividad, las neuronas no necesitan tanto oxígeno porque hay menos actividad, por lo que el flujo sanguíneo se ralentiza y el líquido cefalorraquídeo fluye y elimina las toxinas. Nos despertamos renovados. Sin embargo, cuando estamos privados de sueño durante días, la actividad constante y la acumulación de toxinas hacen que las neuronas se degeneren.
Por lo tanto, la privación del sueño afecta negativamente el rendimiento cognitivo, la memoria a largo y corto plazo y los procesos de toma de decisiones, entre otras funciones. En otras palabras, el sueño es la forma en que el cerebro se mantiene limpio y saludable.
Beneficios del sueño en el cerebro
Ya mencionamos que el cerebro necesita dormir para eliminar toxinas, pero ese no es el único beneficio del sueño. Durante el sueño profundo, las ondas eléctricas lentas contribuyen a la consolidación de la memoria, durante la cual se transfieren nuevos recuerdos a la memoria a largo plazo. La científicos ha encontrado una conexión entre la privación del sueño y algunas enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas.
Además, el sueño es importante para la salud del cerebro porque ayuda a regenerar algunas de sus partes para que pueda seguir funcionando correctamente y, posiblemente, prevenir el avance del deterioro cognitivo.
Sueño y aprendizaje
El sueño juega un papel fundamental en el proceso de aprendizaje. Durante ese tiempo de inactividad, tu cerebro borra los bits de memoria menos importantes y fortalece las áreas que deseas recordar. Imaginate esto como una especie de limpieza por parte del cerebro. Al dormir, tu cerebro repasa los aspectos difíciles fortaleciendo las conexiones neuronales. Las sinapsis son las conexiones formadas entre las neuronas y forman patrones que representan los pensamientos.
La ciencia ha demostrado que el sueño mejora tu capacidad para resolver problemas complejos y comprender los conceptos que estás tratando de aprender. Durante el sueño REM, el cerebro enlaza memorias relacionadas, lo que puede ayudar con la resolución de problemas. Las ondas cerebrales se ralentizan en la corteza prefrontal, permitiendo que otras áreas del cerebro “hablen” entre sí. Si revisás lo que estás tratando de aprender justo antes de dormir, es probable que sueñes con ello y aumentes tu capacidad para entenderlo y recordarlo. En otras palabras, debés hacer un trabajo de concentración intensa en el concepto que estás tratando de aprender para permitir que el modo de pensamiento difuso haga conexiones amplias e inesperadas que te ayuden a encontrar una solución.
Dicho de otra manera, literalmente lo estás dejando reposar. Dormir bien ayuda a tu cerebro a prepararse para el aprendizaje y el sueño después del aprendizaje es vital para que esa información se fije en la arquitectura del cerebro. Una mala noche de sueño reduce tu capacidad de aprendizaje en un 40% porque la falta de descanso afecta al hipocampo, la zona del cerebro donde se forman los nuevos recuerdos. Recordá que los buenos hábitos de sueño van de la mano con una dieta saludable y ejercicio físico para un cerebro sano.
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